El destino quiso que dos de los candidatos a quedarse con uno de los ascensos a la Liga Profesional se enfrentasen en la primera fecha. Por peso propio, por historia reciente o pasada, por el esfuerzo económico que hicieron durante el último mercado de pases, Belgrano y Tigre se perfilan para ser animadores en la Zona A de la Primera Nacional. Ambos quieren hacerse cargo de la mochila que les toca, algo que no ocurrió durante la temporada pasada, cuando hicieron un flojo papel pese a la gran cantidad de recursos (mal) invertidos. Y con el nuevo torneo, las ilusiones se renovaron...

Para el estreno, los dos llegaban con un panorama bastante similar: fuerte depuración del plantel, llegada de muchos refuerzos de jerarquía y entrenadores nuevitos (Diego Martínez ya estaba en Victoria pero tenía dos partidos dirigidos). Más allá de la paridad de la situación en la que se encuentran.

Primero, la B tuvo que reacomodarse a la salida por lesión de Bernardello. Y luego logró desequilibrar con la velocidad de Juan Pablo Ruiz Gómez, uno de los refuerzos. El ex Estudiantes (BA) le picó a la espalda de Sebastián Prediger y dejó en el camino a Zenobio para abrir el marcador. ¿El Matador? Mejoró a partir de los cambios que llegaron muy tarde. Los ingresos de González Metilli y Magnín le dieron aire y, así, llegó a la igualdad en el complemento.

Y cuando parecía que terminaba 1-1, Prediger cometió un herror por impotencia y el cansancio y bajó a Tomasetti en el área y Vegetti cambió el penal por gol.