Con su propio estilo, Tigre quiere imponer una moda en la Primera Nacional. Después de dos pobres campañas en las que estuvo lejos de pelear, quiere aprovechar el envión y desfilar en este campeonato para retornar a la Liga Profesional. Sabe que no será sencillo, pero su inicio ilusiona a todos: goleada frente a Gimnasia de Mendoza para sumar su segunda victoria de manera consecutiva y ubicarse cerquita de Belgrano, único líder de la Zona A.

De a poco, el Matador comienza a parecerse al equipo que Diego Martínez pretende. Tuvo una buena primera presentación más allá de la caída con el Pirata, goleó a Riestra en la fecha pasada e impuso condiciones ante un Lobo que se conoce de memoria (sólo tres refuerzos jugaron ayer desde el arranque). La mejoría con respecto a lo mostrado en el torneo Transición es notorio: trata de generar una identidad propia con laterales que llegan con profundidad, un mediocampo que mezcla la experiencia de Sebastián Prediger con la dinámica de Lucas Menossi y Francisco González Metilli y una delantera picante con Pablo Magnín como as de espadas.

Desde el comienzo, la visita se hizo dueña de la posesión y logró traducir esa superioridad en situaciones de peligro. Porque Abel Luciatti metió un cabeza en el palo y Menossi la mandó por arriba antes de la aparición goleadora de Tomás Fernández para abrir el marcador. Tan bueno fue lo hecho en el primer tiempo que a Gimnasia, que llegaba con puntaje ideal y sin recibir goles, tuvo que apelar remates desde afuera del área para inquietar a Felipe Zenobio, hecho que potencia lo mostrado por su rival.

En el complemento, Tigre pudo estirar la diferencia bien temprano para jugar con tranquilidad y terminar con la ilusión del local de dar vuelta el resultado. Primero Magnín cambió el penal por gol, después Fernández convirtió su segundo tanto del partido y, por último, Enzo Díaz firmó el 4-0 final. Imposible que los hinchas no se ilusionen con la moda impone el Matador. Que en dos últimos encuentro sumo 7 goles y tiene al goleador del torneo.