En orden cronológico, el primer tiempo encontró a una Racing contundente y con problemas defensivos. La virtud se esfumaría en el segundo tiempo y los errores se profundizarían. De inicio, entre Copetti y Rojas se pusieron al hombro a su equipo. El Tanque, participó de los tres goles. Hizo el primero, recuperó la pelota en el segundo y le hicieron la falta del tercero. El paraguayo, hizo un jugadón para asistir al goleador en el 1-0 y metió un golazo del tiro libre para el 3-1 en la última jugada del primer tiempo. Parecía que este último gol, después del descuento de penal de Retegui, sería suficiente. Era fiesta en un Cilindro colmado.

 Gago debió convivir entre cambios que no hicieron efecto y algunos errores groseros de sus jugadores. El cambio de Rojas por Chancalay fue un rebaje de 100 a 0. A los 14’, el paraguayo dejó tempranamente la cancha. Se entiende la decisión porque está volviendo de un desgarro y temen una recaída, pero el ingreso de Chancalay le hizo mal al equipo. Totalmente intrascendente, perdió muchas pelotas y en la última jugada del partido se perdió el 4-3 con un cabezazo dentro del área chica. Encima, de haber  ingresado llegó el blooper del Chila Gómez: controló mal la pelota, lo quiso amagar a Protti y el delantero de Tigre se la sacó para el 2-3.

Ahí Racing se paralizó, porque tenía el partido controlado y de golpe se encontró con un Tigre otra vez en partido y con una vida que antes no tenía. Ni Jonatan Gómez ni Edwin Cardona fueron solución. De hecho, sobre el final terminó siendo más problema aún la salida de Copetti. A los 40’ salió el goleador, quien encima era importante en la pelota parada en contra. Sin él, llegó un tiro de esquina, Mura perdió la marca y tras un cabezazo al palo Retegui la empujó al gol 3-3. Así, entre algunas malas decisiones del técnico, errores individuales muy groseros y un Matador que se conoce hace rato, se trajo un punto muy valioso