La intensidad, el orden y la confianza de Tigre aprovecharon la pasividad del Fortín, que salió con una propuesta ofensiva (tres delanteros) y manejó la pelota desde el inicio, pero lo hizo como si no hubiera tomado dimensión de la urgencia de levantar cabeza de inmediato, ya que sumaba 14 fechas sin triunfos en la LPF y ocupa el 26° puesto en la tabla, con apenas dos puntos más que Lanús, el último. El mejor reflejo de esta situación fue la acción del primer gol de Tigre, en la que un resbalón de Brizuela (tras un mal pase atrás de Insúa) le allanó el camino a Retegui, el goleador del campeonato, que asistió a Armoa con un taco brillante y el delantero definió con lucidez y precisión. El único indicio de reacción que mostró Vélez fue en los minutos posteriores a ese gol prematuro de Tigre, aunque Julián Fernández desperdició el mano a mano con Marinelli con una pifia que le entregó la pelota al arquero. Porque en el ST la expulsión de Insúa limitó demasiado pronto las posibilidades del visitante.

De todos modos, 11 contra 11 Vélez tuvo una mayor posesión pero sin vocación ofensiva, ya que el planteo de Diego Martínez le salió a la perfección: ahogó a su rival en la mitad de la cancha y salió rápido de contar con la velocidad de la dupla Retegui-Armoa, el panorama y el buen pie de Colidio y las permanentes proyecciones de Blondel, siempre con entregas criteriosas. De esta manera, el equipo de Medina quedó muy cortado,para avanzar en el campo. Menos aún, para desnivelar y llegar al área rival con peligro. La derrota de Vélez potenció el mal presente del equipo y la preocupación de los hinchas. En cambio, Tigre se metió en zona de clasificación a la Copa Sudamericana 2023 con el estilo ya afianzado y efectivo del DT Martínez, que dio otra muestra de ambición, carácter y efectividad en este Matador que siempre se siente protagonista.